Ufff, me quedan solo quince minutos.
Mejor que no me despiste porque como pierda el metro no llegaré a tiempo. Si
quiero estar antes de las tres de la tarde en Datahack debo coger el tren que
sale del barrio sobre las dos de la tarde. Después, la línea cuatro me deja en
Alfonso XIII y desde allí al 135 de López de Hoyos apenas hay 100 metros.
Bueno, tengo todo preparado: las llaves de casa, el móvil, el cargador, un
boli, el cuaderno de notas, algunas monedas para poder sacar un botellín de
agua,….Ah, y un libro, no muy grande, que me permita matar esos minutos de
viaje bajo el suelo de Madrid.
Han pasado tres meses desde que empecé mi trabajo como tutor en la Academia Digital y ya me he cepillado tres libros. El cuarto está a la mitad y calculo que antes de que concluyan las clases a finales de septiembre me dará tiempo a darle carpetazo. Ya veremos. Antes de salir de casa compruebo una vez más que todo está en orden. La mesa puesta, los fuegos apagados, la plancha recogida, la comida preparada….Hago recuento por si me olvido de algo o de alguien. A veces salgo de casa disparado y al rato empiezo a darle vueltas a la cabeza por si me he dejado un grifo abierto, el fuego encendido, la lavadora sin abrir, la ropa sin tender o las llaves dentro de casa. Pero no, todo está en orden y ya me puedo marchar.
Han pasado tres meses desde que empecé mi trabajo como tutor en la Academia Digital y ya me he cepillado tres libros. El cuarto está a la mitad y calculo que antes de que concluyan las clases a finales de septiembre me dará tiempo a darle carpetazo. Ya veremos. Antes de salir de casa compruebo una vez más que todo está en orden. La mesa puesta, los fuegos apagados, la plancha recogida, la comida preparada….Hago recuento por si me olvido de algo o de alguien. A veces salgo de casa disparado y al rato empiezo a darle vueltas a la cabeza por si me he dejado un grifo abierto, el fuego encendido, la lavadora sin abrir, la ropa sin tender o las llaves dentro de casa. Pero no, todo está en orden y ya me puedo marchar.
Vaya, justo cuando me dispongo a abrir
la puerta mi hija pequeña se me acerca a darme un beso de despedida. Uno de
esos besos que suele dar ella acompañado de un abrazo con todas sus fuerzas.
-¿Te vas ya, papá?, me pregunta con
mirada inocente.
Pues claro, son casi las dos y tengo
que coger el metro, respondo yo.
-Pobre papi, ¿Te lo pasas bien en el
trabajo?
¿Qué si me lo paso bien? Pues me lo
paso genial. Estoy aprendiendo un montón de cosas y los chicos son geniales. Trabajan
como campeones y son espabilados como ellos solos. Así que dame un beso que me
marcho.
-¿Y qué haces en la Academia, papá?,
me insiste ella.
Miro la hora en el móvil y me creo que
tengo margen para contestar algo rápido y poder salir corriendo.
Pues un montón de cosas, hija, pero lo
más importante es ayudar. Ayudar a los chicos que van a clase. Es lo que
hacemos los tutores en la Academia.
-¿Y qué es un tutor, papá?
Vaya, pues es lo que te estoy
diciendo. Un tutor es como un ayudante. ¿Vale? Ayudo a los chicos y chicas que
van a la clase y ayudo al profesor en lo que puedo. Si alguno tiene un problema
o le pasa algo, pues intento ayudarle. Pero no estoy solo. Tengo más compañeros
que hacen lo mismo que yo.
-¿Y cómo se llaman?
Pues son Alejandra, Juanfe, Luis, Ana,
Laura, Rubén, María , Adrián....
-¿Y te gusta ser tutor?
Hombre, imagínate. Claro que me gusta
ser tutor. He hecho un montón de amigos y me lo estoy pasando muy bien. Cada
día hacemos cosas diferentes. Por ejemplo, un día los profesores explican cómo
hacer una página web, otro día cuentan cómo funciona Twitter o Facebook o
Youtube o te enseñan cómo hacer un vídeo o una nota de prensa. También con el
ordenador aprendes a cambiar cosas en las fotos para que salgan mejor. Bueno,
pues un montón de cosas para que los chicos aprendan y puedan encontrar después
un trabajo. Un día hasta nos enseñaron cómo programar un robot. Imagínate. Fue
genial porque al final hicimos una pela de robots muy divertida. Otro día
vinieron unos chicos y nos dieron unos cuantos trucos para poder contar
historias y hablar en público. Estuvo muy bien porque aprendemos a comunicarnos
mejor y se nos olvida la vergüenza.
-A mí me gusta Youtube, papá.
Ya lo sé, pequeñaja. Pero ahora, de
verdad que me tengo que marchar. Ya te contaré más cosas cuando vuelva, ¿vale?
-Una cosa papá. Mamá me ha dicho que
los niños de tu clase son niños con problemas, como Pepe, el de mi cole.
No, cariño, que va, con problemas no,
son niños con discapacidad, que no es lo mismo. Igual que Pepe. Problemas
tenemos todos, pero ellos solo tienen algo que les hace ser diferentes. Especiales,
diría yo.
-¿Y hay algún niño ciego?
Pues en mi clase, no. Pero por la
mañana sí que hay algunos chicos y chicas que son ciegos. A veces son los que
más ayudan necesitan. Pero mira, una chica ciega que se llamaba Marta ganó un
premio por hacer el mejor blog de toda la Academia. Así que ya sabes: si
trabajas mucho, puedes hacer lo que quieras.
- ¿Los ciegos son los que venden la
lotería y van con perro y bastón?
La lotería no, son los que venden el cupón de la ONCE. Pero no todos son ciegos ni van acompañados de un perro. Ni
tampoco todos llevan bastón. Cada uno tiene algo diferente y algunos utilizan
bastón o un perro guía que les ayuda a caminar por la calle o cruzar la
carretera.
-¿Y niños que no pueden hablar?
Sí, claro, también hay sordos, si
es a lo que te refieres. A ellos les ayudan personas que hablan con las manos.
Pero a la clase a la que voy yo no hay sordos. Todos los chicos hablan
perfectamente. Y justo uno de los que no oye nada es el que más rápido habla.
-¿Hablan con las manos?
Sí, con las manos, como los que salen
en la tele que te hacen tanta gracia. Lenguaje de signos se llama. Es muy
divertido y a mi gustaría saber hacerlo. Pero mira, uno de los chicos que
conozco y que va por la tarde dice que sabe leer los labios.
¿Y cómo es eso de leer los labios,
papá?
Hija, pues no sé cómo lo hace, pero ya
te he dicho que son gente especial. Según me han contado en la Academia, se
fijan en los labios de las personas con las que hablan y así saben lo que
dicen. Qué te parece. Parece magia.
-¿Y los profes?
Los profes son los que dan la clase.
Los que enseñan cosas de Márketing se llaman Raquel y Javier, como tu tío de
Pamplona. Los dos son muy majos. Javi es periodista, como yo, y albino.
-¿Albino?
Bueno, los albinos son las personas
que tienen todo el pelo blanco, ya sabes, y la piel muy rosita. Pero escucha,
me encantaría quedarme contigo y contártelo todo, pero de verdad que me tengo
que ir ya. A la vuelta te lo explico. Ahora dame un beso que me marcho.
-Vale papi, pero toma. Mamá me ha dado
esta lista para que vayas al súper. Dice que tienes que traer un poco de laurel
y chocolate para hacer un bizcocho.
-Vale, laurel y chocolate. Perfecto, tesoro.
Ahora dame un beso y pórtate bien con tus hermanos.
¡¡¡POR FAVOR, PINCHA EN EL SIGUIENTE ENLACE!!!: AQUÍ
Clase de Márketing en la Academia Digital de Madrid (turno de Tarde) /Foto: Vero |
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